Reflexión: El cazo de Lorenzo

Este corto intenta transmitirnos, con ternura, afecto y de una forma cercana, la historia de un niño, llamado Lorenzo, que tiene que arrastrar un cazo rojo, siempre junto a él. A veces, el cazo le pone ciertas dificultades y retos en la vida que, gracias a la ayuda de algunas personas, aprende a superar poco a poco. De esta forma, encuentra los aspectos positivos de la vida donde antes solo veía aspectos negativos.

La principal moraleja de este cuento es que las personas con discapacidad, que en este caso simula el cazo rojo, no tienen por qué querer deshacerse de ella, es decir, no tienen por qué verla como un estorbo o una molestia. Es cierto que, a veces, impide realizar una vida normal, pero es mucho mejor que intenten llevarlo de forma creativa en vez de crear una continua lucha, aunque no siempre resulte tan sencillo. Sin embargo, Lorenzo acaba llevando su cazo rojo metido en un bolso, lo cual le permite superar los obstáculos que antes encontraba de una forma menos complicada.
Si dedicamos el tiempo suficiente a ver la discapacidad como algo intrínseco de la propia persona, nos será mucho más sencillo ayudar a quienes conviven con ella en su adaptación e inclusión en el mundo actual. Y, además, tendrán una mayor autoestima que les permita llevar una vida plena y feliz. 
¿Por qué la discapacidad va normalmente asociada a algo negativo? ¿Por qué creemos, de forma estereotipada, que aquellas personas discapacitadas no pueden, o sí, pero de forma más dificultosa, hacer lo mismo que los demás? Como bien explica el cuento, a menudo las personas externas solo ven el cazo rojo que lleva Lorenzo, y es información suficiente como para que puedan crearse ideas erróneas. Creo que, quienes no conocen este mundo de cerca, se pierden algo extraordinario y digno de explorar porque descubrirían aquí cosas inimaginables. 

Aquí dejo una frase relacionada con el cuento para reflexionar:


“Muchas veces te he ignorado por miedo, por no saber cómo tratarte, por no equivocarme, pensando que Dios se había equivocado… Creía que vivías triste, sin esperanza, y lleno de sueños inalcanzables. Pero tú me enseñaste que: ríes, lloras, bailas, tienes sueños, juegas… posees capacidad de superación… Me has enseñado a ver que eres como yo”.

Comentarios